El sendero de nuestras educación escolar
ha sido un camino donde abundan la piedras, algunas veces encontramos que estas
solo hacen más hermoso el paisaje, sin embargo, no es de extrañar que tropecemos
con estas hiriéndonos de tal forma que no somos capaces de retomar la marcha.
Es allí cuando una mano gentil nos toma cálidamente ayudándonos a levantar, y
no solo eso, ofreciéndonos sus hombros para que no caigamos de nuevo, hasta que
consideren que nos hemos recuperado lo suficiente para seguir solos, pero no
sin su supervisión
Actividad en acto general. |
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